¿QUÉ ES LA REPROGRAMACIÓN DEL ADN?

El proceso de reprogramación consiste en ordenar con nuestra intención la instalación de un nuevo programa en un gen concreto, y así, integrando las dos polaridades en el Punto Cero, tal como propone la naturópata canadiense Kishori Aird, podemos retomar el poder sobre nuestros genes y sobre nuestra vida. La reprogramación del ADN nos ayuda a tener una mejor calidad de vida, no sólo a nivel físico, emocional o intelectual, sino también a nivel espiritual, ayudándonos a evolucionar a nosotros mismos y a toda la raza humana.

“Mientras los científicos y las empresas farmacéuticas tratan de apoderarse de nuestro código genético mediante la obtención de patentes sobre nuestros genes, nosotros podemos recuperar la soberanía sobre nuestro propio ADN –y, por consiguiente, sobre nuestra vida-, y este poder sobre nuestras realidades puede quedar, de ahora en adelante, codificado en nuestros genes”. Así comienza la naturópata candiense Kishori Aird la introducción de su libro “El ADN sin misterio”, con el que sienta las bases para que retomemos nuestro poder génético, reprogramándolo vibracionalmente.

“Todo indica que, al mutar la raza humana, se ha perdido gran parte de nuestra herencia genética. Varias personas creen incluso que en el transcurso de la historia hemos sido testigos de manipulaciones genéticas que han debilitado nuestro ADN”, continúa Aird. De hecho, según los científicos, el 97% de nuestro código genético es supérfluo o “basura”.

Pero el ADN ha desempeñado un papel muy importante en la evolución de la raza humana, y “es muy poderoso y necesitamos adueñarnos de él. Sé que ésta es una época de volver a tomar nuestra herencia colectiva, camuflada en todos y cada uno de nosotros, en el núcleo de cada célula de nuestros cuerpos. Además, todo indica que nuestras actuales circunstancias planetarias resultan propicias para reprogramar determinados aspectos de nuestro ADN basura o aleatorio, que podemos lograr esto solos, y que la actual activación de nuevas hélices puede acelerar este proceso de cambio”.

Y aunque los científicos no hayan descifrado ese 97% de “ADN no proteico”, es precisamente “esta parte latente de nuestro ADN la que podría responder con facilidad a la intención y reprogramación vibracional”, según Aird.

Quizás lo más impactante del trabajo de reprogramación ideado por la canadiense sea la posibilidad de reactivar las 13 hélices, que se corresponden con nuestros chacras. Lo cierto es que, cada vez son más las personas que tienen al menos 3 o 4 hélices conectadas a nivel vibracional, y tal y como se ha visto en algunos estudios sobre los “niños índigo”, existen personas que las tienen incluso a nivel físico.

Para ello, se usa el poder de la intención en el Punto Cero, un estado dual que incluye su polo negativo y su polo positivo, y que podría resumirse en este ejemplo: “Elijo ser feliz (carga positiva) aun cuando no sepa cómo (carga negativa)”.

Y “todos aquellos que participen activamente en la reposesión de su código genético mediante la reprogramación de su ADN contribuirán directamente a la evolución de la raza humana”, según se puede ver en la teoría del centésimo mono del biológo inglés Rupert Sheldrake, por la que una vez alcanzado una “masa crítica”, el saber o el estado pasa a estar al alacance de todos.

CÓMO SE REALIZA LA REPROGRAMACIÓN

Existen 30 protocolos desarrollados por Kishori Aird, cada uno de los cuales se emplea para instalar un nuevo programa, cuya finalidad podría implicar muchas cosas, incluido el despertar de programas latentes, la eliminación de programas defectuosos, la reparación de un gen defectuoso o la sustitución de un programa por defecto.

Se puede trabajar con las 13 hélices (el número mínimo de sesiones sería tres y variaría en función de la genética de la persona). El primer paso sería reconectar las 12 hélices, para luego instalar y reconectar la 13ª hélice y luego en una tercera fase proceder a la rearmonización/activación de las 13 hélices. Asímismo se puede trabajar sobre un tema concreto, para el cual una sesión suele ser suficiente.

Una vez definido el tema a tratar, se elige mediante la kinesiología el protocolo más adecuado, que constará de tres partes: en primer lugar, la verificación de la información a incluir en la reprogramación (incluidos los cromosomas o genes defectuosos o en los que hay que instalar el nuevo programa), para en segundo lugar ordenar la instalación de diversos aspectos para que la reprogramación tenga efecto, y por último incluir cualquier otro dato necesario y así pasar a cerrar el protocolo y sellar la reprogramación.

CÓMO PUEDE AYUDARNOS LA REPROGRAMACIÓN

“Los programas genéticos nos rigen de un modo fundamental, tanto si somos conscientes de ello como si no, y los programas inconscientes son los que rigen por defecto y a los que tendemos por naturaleza”.

Pero gracias a los descubrimientos sobre la influencia de la intención sobre el ADN podemos instalar nuevos programas que actúan a nivel FÍSICO, ya sea salud perfecta, la tan deseada eterna juventud, o cualquier necesidad concreta que tengamos sobre las funciones de nuestro cuerpo.

Además, identificando el gen defectuoso podemos reprogramar toda clase de programas que no nos beneficien, ya sean alergias, desequilibrios del azúcar en sangre, tendencia al sobrepeso, o cualquier EMOCIÓN que nos supere, como la rabia, la tristeza, etc.

Nos pasamos la vida rehuyendo de las emociones más dolorosas, pero sin conseguirlo... Con la reprogramación del ADN podemos sacar partido de ellas, integrando la carga magnética negativa que contienen para que ésta actúa a nuestro favor. En cuanto a las emociones y valores que nos benefician, podemos integrar su carga mangética positiva para tenerla integada, independientemente de que se produzca el evento que las desencadenan.

En el ámbito INTELECTUAL, una de las reprogramaciones del ADN más eficaces y potentes es la de incrementar el porcentaje de decodificadores de información, ya sea a nivel general o sobre un tema concreto que queramos entender mejor (por ejemplo: matemáticas, física, anatomía, etc). También se pueden instalar nuevos programas para facilitarnos el aprendizaje de idiomas, técnicas o cualquier conocimiento o habilidad, así como para aumentar nuestra memoria.

EL DIAGRAMA FÍSICO DEL ADN

“El ADN (ácido desoxirribonucleico) se halla en el núcleo de cada una de las células de nuestroc uerpo. En el interior de dicho núcleo, el ADN forma 46 filamentos cromosómicos diferenciados (o cromosomas), que suelen aparecer en forma de 23 pares. Cada cromosoma se halla compuesto de múltiples genes, cada uno de los cuales, a su vez, es responsable de una función o bien de una característica biológica específica. Para transmitir sus instrucciones a las células, el ADN emplea ARN (ácido ribonucleico), el cual actúa como un “teléfono”.

Además, el ADN genera una corrienta eléctrica y, como resultado, funciona como un pequeño motor. Del mismo modo en que una corriente eléctrica que pasa por un circuito cerrado crea su propio campo magnético, la espiral del ADN, que vuelve a enrollarse sobre sí misma, es sensible a influencias magnéticas.

Otra característica interesante que posee el ADN es que emite luz en forma de biofotones. Esta luz, aunque extremadamente tenue, es sumamente constante y regular, en el sentido de que funciona en fases, igual que los láseres. De este modo, el ADN constituye una especie de láser en miniatura. De hecho, existe un posible vínculo entre la conciencia y la emisión de fotones que realiza el ADN. La espléndida luz que irradian la personas altamente evolucionadas podría ser, en otras palabras, meramente debida a la activación de su ADN.

El mejor modo de visualizar la estructura básica de nuestro ADN es imaginando en primer lugar una escalera de mano muy larga con cientos de miles de peldaños. Esta escalera se “retuerce” hasta que sus peldaños forman una doble espiral, conocida también como doble hélice. Los lados de la escalera son cadenas de moléculas de azúcar y fosfatos simples, y los peldaños están formados por 4 ácidos nucleicos: Adenina, Timina, Citosina y Guanina. Estos forman parejas, que se hallan organizados en un orden establecido y que se agrupan de tres en tres para formar una unidad codificadora denominada codón. Los propios codones forma un código o, más concretamente, un gen. Un gen puede estar hecho únicamente de unos pocos codones o de varias decenas de miles. A su vez, los genes se agrupan para constituir un cromosoma, que puede contener uno o varios miles de genes. Finalmente, la totalidad de todos los genes presentes en un organismo, o el código genético que envía todas las instrucciones deseadas para crear y conservar toda vida posible, recibe el nombre de genoma.